Mi papá
Antonio Crespo Meléndez
Eligió para vivir lo que leía
Jamás estuvo en su cuarto
Leyendo nos decía adiós.
Viajaba
Tomaba un barco o un tren
(nunca lo vi subirse a un avión en sus libros)
no sé en qué páginas
O encendía la radio
se metía en un bosque
se quedaba un rato en el otoño de Praga
siempre de noche
bajo el bombillo único
Y nosotros nos dormíamos
con su cara quieta en esas distancias
que amaba leer
y escuchar.
Cuando regresaba
vestía de trapo blanco
y marchaba por la tierra
hasta la oficina de los documentos
que había que firmar muy despacio
Lo veíamos volver
de esa otra escritura
con las manos sucias
una escritura
de 9 a 12
de 3 a 6
días y días
pero no era el mismo papá
mi papá
fue otro
alguien tendido en la hamaca
que abría un libro y al rato se iba
y se moría
como hoy
leyendo
eternamente.